La Marita y el Juanito



Un poco antes que el reloj marcara las 05.45 horas, ella ya estaba en pie, siguiendo su tradicional rutina, alisa con suave minuciosidad su falda gris, se toma con sutil coquetería su cabello en un moño alto y se acerca muy despacio a la cama al lado de la suya. Ahí, sus ojos oscuros, brillan como la luna en el agua – ya apagué el brasero Marita, porque es peligroso, no se vayan a quedar dormi’os, y lleguen atrasa’os a la escuela, en la  mesa está la leche pa’ usted y el Juanito, comanse el pancito y tengan cuida’o al cruzar la calle, Marita no olvide, que no tienen que hablar con extraños, yo me tengo que ir – Al salir el viento le pega fuerte en el rostro, hace frío.  
Y  cruza Santiago, de poniente a oriente, como todos los días, para preparar el desayuno y llevar al colegio a unos hijos, pero, de otra madre.

Berenice

2 comentarios:

  1. Hola querida Berenice...entro a tu espacio rastreando tu dirección de correo para escribirte algo más personal. Está muy lindo tu blog, muy cuidado en sus detalles y los textos presentados.

    Te dejo un abrazo mañanero y mis buenos deseos para ti en todo aspecto.

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  2. Berenice.
    Tu escrito tiene una imagen de la realidad de muchas mujeres de Santiago.

    Saludos.

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